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En un mundo donde cada vez es más importante tener una estrategia de sostenibilidad, no hay que perder de vista el papel que juegan los proveedores.
Para entender algunos indicadores de sostenibilidad, hay que tener claro que una organización no opera de forma aislada y las relaciones con sus grupos de interés tienen una gran influencia en su desempeño, ya sean proveedores, clientes, la relación con los gobiernos, los competidores, etcétera.
En ese sentido, al diseñar e implementar una estrategia de sostenibilidad, uno de los aspectos más relevantes es la gestión de la cadena de suministros, debido a que muchos de los riesgos que impactan en los indicadores ESG de las empresas están relacionados con ella.
Para algunas metas, como, por ejemplo, el cambio climático y la reducción de la huella de carbono, en muchas empresas la mayoría de las emisiones se generan en la cadena de suministros, cuando sus proveedores producen los insumos y materias primas que son necesarios para sus operaciones.
Es fundamental, entonces, que las organizaciones entiendan que los proveedores son parte importante de su estrategia de sostenibilidad, siendo imprescindible que conozcan el riesgo y el impacto de sus operaciones.
En esta tarea, el primer paso es conocer y tener profunda visibilidad de la cadena de suministro: de dónde provienen los proveedores, qué servicios o productos ofrecen, cuál es el alcance de estos en la organización, que tipo de gobernanza tienen, etcétera.
Luego hay que analizar en qué grado de madurez se encuentran dichos proveedores en materia de sostenibilidad. Para la mayoría de empresas esta información es muy superficial o mínima y no garantiza que los riesgos estén bajo control.
Por lo tanto, para poder medir el impacto de su cadena de suministro bajo criterios ESG, una organización debe traducir esa información de manera que pueda ser procesada y alineada a sus propias metas.
Todas las empresas se enfrentan a desafíos de la cadena de suministro, incluyendo, entre estos, problemas de abastecimiento, riesgos desconocidos de importación o cumplimiento continuo de la legislación y sus propios códigos de conducta.
Si estos no se monitorean ni se gestionan, las empresas enfrentarán, dependiendo del grado de la falta, daños a la reputación y la consiguiente desconfianza de los grupos de interés, sanciones o pérdida de ingresos.
En resumen, no enfocarse en la cadena de suministros podría traer abajo los esfuerzos realizados para llevar a cabo una estrategia de sostenibilidad.
Vanda Nunes, Gerente de Knowledge de SGS para América Latina.
Fuente: Día 1, El Comercio