Katherine Castillo, nuestra especialista en Seguridad y Salud nos comenta que cada día inhalamos aproximadamente diez mil microorganismos que pueden proliferarse con mayor facilidad en ambientes cerrados como oficinas o medios de transporte, afectando la salud de los trabajadores.
La hiperindustrialización, el calentamiento global, incendios forestales y más recientemente el SARS-CoV-2, entre otras amenazas modernas, han introducido niveles sin precedentes de contaminación del aire en el mundo y han cambiado la forma en que las personas perciben la seguridad de los entornos estructurales que habitan.
Por ello, monitorear y mantener una buena calidad del aire interior, no solo conduce a ocupantes más productivos, sino que también limita la propagación de patógenos, como el Sars-CoV-2, e infunde confianza dentro del lugar de trabajo.
Crear edificaciones saludables y seguras ya no es una opción, sino un requisito para garantizar la continuidad del negocio. ¿Qué sentido tendría tener un colegio con alto confort interno, pero con un revestimiento que favorece la aparición de procesos alérgicos? ¿Qué tan provechoso sería un sistema de ventilación de alta eficiencia energética si no fuera capaz de asegurar los ciclos de renovación de aire correctos?
Probablemente en el pasado no hemos reparado en estas interrogantes, pero hoy somos más conscientes de la relevancia del cuidado y la conservación de la salud, en gran medida debido a los álgidos momentos que hemos tenido que vivir a raíz de la COVID-19.
Y es en este marco que el gobierno promulgó la DM 321-MINSA/ DGIESP-2021, la cual establece como medida preventiva para minimizar el riesgo de contagio de la COVID-19, asegurar la buena ventilación de los ambientes de trabajo.
Seguramente a estas alturas debe estar preguntándose cómo puede cuidar la Calidad de Aire Interior en su empresa. Sobre la base de nuestra experiencia, compartimos algunos aspectos a tener en cuenta:
- Diseño: verifique que su sistema de ventilación esté correctamente diseñado y cumpla con los requisitos del Reglamento Nacional de Edificaciones y los de normas nacionales relacionadas. Idealmente, respáldese en parámetros internacionales como los establecidos por la Asociación Americana de Sistemas de Ventilación y Aire Acondicionado (ASHRAE).
- Monitoreo: mida de manera periódica los niveles de exposición a los principales parámetros ambientales. Actualmente, la tendencia es trabajar con sistemas de monitoreo continuo, lo cual trae una serie de beneficios, ya que permite contar con datos en tiempo real, evaluar tendencias, tomar acciones correctivas oportunas, entre otras ventajas. Los principales parámetros a medir son C02, partículas PM 2.5, compuestos orgánicos volátiles, temperatura y humedad relativa.
- Mantenimiento: Con las dos primeras etapas listas, ahora debemos asegurarnos de mantener la calidad de aire interior dentro de los límites correctos, para lo cual se deben contar con programas de mantenimiento preventivo y acciones correctivas cuando corresponda.
Certificación: Si bien esta no es una etapa obligatoria, permite que los ocupantes de los ambientes (clientes, alumnos, trabajadores, etc.) se sientan seguros dentro de sus instalaciones y a la vez que las organizaciones puedan contar con la evaluación y las recomendaciones de expertos en la materia.
En SGS contamos con el Servicio evaluación de la calidad del aire interior, que incluye la evaluación de los sistemas de ventilación, así como la medición de los principales parámetros críticos, que permiten a nuestros clientes asegurar el cumplimiento de los actuales requisitos legales e incluso ir más allá en pro de la salud de los ocupantes de los ambientes evaluados.
A lo largo de la historia, hemos aprendido que los lugares de trabajo son claves para prevenir y controlar brotes de enfermedades. Las medidas adecuadas de seguridad y salud en el trabajo pueden ayudar a tal objetivo, al tiempo que protegen a los trabajadores y a la sociedad en general. En SGS estamos convencidos que trabajar en sólidos procesos preventivos es la clave para resguardar la salud pública y ocupacional.
Por: Katherine Castillo, Especialista en Seguridad y Salud en SGS
